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Que a un hermano lo encuentren en medio del descampado torturado, mutilado y luego rociado con gasolina para carbonizarlo es suficiente para desear la muerte del que haya sido su asesino.

Por lo general, las personas comunes reclaman justicia, pero cuando se trata de personas que reniegan de ella, la sangre reclama sangre.

Bajo esa lógica habrían actuado los hermanos Condori Salas quienes se encargaron de convertir estas palabras en una verdad a costo de una vida y con ello continuaron una extraña trama donde se cuentan al menos 4 muertos.

“EL MUERTO”. Según los registros policiales, Iván Choque Tuni (37) era un nombre conocido entre los investigadores. Su camino a la muerte empezó un 25 de abril del 2016. Ese lunes, el cuerpo de Ruth Catacora Herrera (34) fue hallado en un hospedaje de la ciudad de Juliaca. Tenía un balazo en la cabeza, una Glock 9 milímetros Parabellum robada a un policía había sido usada.

Los archivos periodísticos refieren que ella había entrado en compañía de Iván por la tarde y luego de casi una hora sonó la denotación del arma.

Refieren las fuentes policiales que si bien fue inexplicablemente perdonado por la justicia, gente del mundo del hampa lo anduvo buscando para eliminarlo. La mujer, explican, estaba relacionada con un reo.

LA MUDANZA. “El muerto”, hizo lo que muchos delincuentes acostumbrar: irse a Bolivia, hasta que calmen las cosas. Se tienen registros de sus salidas, indican. En juliaca se la tenían “jurada” y no halló mejor lugar que la ciudad del lago para seguir con su “vocación”.

Era víspera de Navidad 2016, Máximo Portocarrero Salas y Alfonso Condori recibieron como regalo la noticia de que el hermano menor, Felipe había sido hallado muerto de la peor forma. Quemado, torturado. Como detalle macabro dejaron sus dedos mutilados muy cerca del lugar.

¿Cuál fue su pecado? Una de las hipótesis manejadas por lo investigadores es que Felipe habría aprovechado un “dato” (Información vital para un robo), para sustraer 20 mil soles de un abogado, es decir, dejó sin torta a Iván y otro grupo de malhechores. Así se explica que lo quemaran con gasolina… entre otros actos de tortura.

VENGANZA. Las versiones difirieron un poco pero todas coinciden en una frase: “ muere como murió mi hermano”. Esas palabras las escuchó Iván el muerto. Poco antes pidió dos cervezas en el local de la “Satuca”.

El sospechoso de dos asesinatos, andaba y brindaba condenado a muerte.

No era un local abierto a todo público, refieren las fuentes policiales. Fue Mirian Sicos Mamani , pareja de Máximo la que llamó a la puerta y pidió dos cervezas. Como nadie en el local la conocía, no tuvieron problemas en permitirle el ingreso. Ella a su vez, permitió el ingreso de Máximo Portocarrero Salas quien ahora está preso junto a ella y a Alfonso Condori Salas quien está buscado por la justicia.

A continuación siguió una escena de terror en la que “El Muerto” de apodo pasaba a ser el muerto de verdad prácticamente convertido en un colador de sangre. El detalle horrible fue que cuando indicó su nombre en el hospital;la voz no salió por la boca sino por una herida en la garganta.

Fuente: Diario Correo

Por Punonet